Asilados de Argentina y Chile también fueron espiados

Al llegar a México estuvieron bajo la mira de los espías del Estado.

Los argentinos y chilenos asilados en México para huir de la persecución en sus países se toparon al llegar con los tenebrosos servicios de espionaje mexicanos que vigilaron estrechamente sus actividades.

Reportes de seguridad desclasificados por el Gobierno de México apuntan que la vigilancia de los argentinos comenzó en septiembre de 1974 al llegar intelectuales como el escritor Rodolfo Puiggrós y el rector de la Universidad de Buenos Aires, Raúl Laguzzi.

Puiggrós participó en el Comité de Solidaridad con el Pueblo Argentino (Cospa) en México, que organizaba conferencias como "la represión religiosa y los ataques a los asilados políticos latinoamericanos de la Argentina", según se detalla en un informe firmado por la DFS el 23 de enero de 1977.

Laguzzi, rector de la Universidad de Buenos Aires y quien perdió un hijo al estallar una bomba en su domicilio, aterrizó en México el 29 de septiembre de 1974, cuatro días después que Puiggrós. Ambos fueron hospedados en el mismo hotel, donde se les tomaron imágenes a ellos y a sus esposas, reportaron los servicios de inteligencia.

El que fuera dirigente sindicalista, ideólogo peronista, Casildo Herrera, logró refugiarse en la Embajada mexicana en Buenos Aires, estuvo detenido en Montevideo y llegó a México camino de Madrid donde se asiló por siete años, apuntan los documentos desclasificados.

Si su llegada a México los protegió en algo de las amenazas de la llamada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) también los puso bajo la mirada de la DFS y de su director, el capitán mexicano Luis de la Barreda.

Uno de los personajes importantes del espionaje mexicano, De la Barreda enfrentó en el Gobierno de Vicente Fox (2000-2006) cargos por la masacre estudiantil de 1968 y desapariciones durante la guerra sucia contra guerrilleros de México, aunque nunca fue llevado a juicio.

Una atención especial pusieron los espías mexicanos en la pelea de boxeo del 12 de marzo de 1973 entre el mexicano José "Pipino" Cuevas y el argentino Ángel Campanino, ya que los asilados argentinos aprovecharon la función para repartir propaganda y lanzar consignas.

Los asilados compraron 80 boletos para la pelea y ya dentro se manifestaron con pancartas, indica el reporte de la DFS, que identifica entre los participantes a Raúl Astor, productor y actor argentino que residía en México desde los años 60.

En el caso de los asilados chilenos, el seguimiento de los servicios secretos mexicanos comenzó el 16 de septiembre de 1973, solo cinco días después del golpe militar y la muerte del presidente Salvador Allende.

Ese día aterrizó en México Hortensia Bussi, viuda de Allende en una llegada detallada en cinco hojas del expediente que se resguarda en el Archivo General de la Nación (AGN) y que contiene la lista de pasajeros y las declaraciones de funcionarios mexicanos.

La información que sobre los chilenos elaboraban los espías mexicanos daba cuenta de una atención especial que la Presidencia de Luis Echevarría y su esposa, la primera dama Esther Zuno, dedicaron para ayudar a los chilenos a establecerse en el país.

Hoteles pagados, cuidados médicos, cirugías, facilidad de trámites migratorios, ropa, zapatos y hasta paquetes de cigarros, fueron entregado a los asilados chilenos.

Los informes de inteligencia mexicana destacan a Bertha Zuno de Castaños, hermana de la primera dama, como la encargada de entregar la ayuda a los asilados chilenos, y también da cuenta del respaldo que les ofreció para establecerse en el país.

El actual espionaje político en México proviene de los Gobiernos emanados de la Revolución (1910-1921), aunque fue con el presidente Miguel Alemán (1946-1952) cuando fue creada la oficina por antonomasia: la DFS.

El Gobierno de México retiró este año muchas de las restricciones sobre los archivos secretos sobre actividades políticas, lo que permitió que se puedan consulta en el AGN, poco más de 60,000 expedientes que comprenden desde 1920 hasta 1985.

En 1985 se enviaron al AGN 3,091 cajas con una cifra no indicada de expedientes y en 2002 otras 4,223 cajas con 58,302 expedientes del periodo 1947 a 1985 del Cisen.

Tras la desaparición de la DFS en 1985, por el escándalo del asesinado del agente de la DEA Enrique Camarena, el Gobierno mexicano fundó el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

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